Debió ser muy alta su cuota de ingenuidad (de ella) para poder creer tanto en lo que nadie jamás creería, debió ser muy hipócrita el, para hacerla sentir de esa manera, sin embargo no le importó lo que ella entregaría, apostó todo lo que tenía para poder ganar el estúpido juego donde solo sabia que jugaba el.
Teniendo el mundo en sus manos no supo valorarlo, lo manipuló como quiso. Arriesgó tanto por aquella mentira, ya se volvía enfermiza su forma tan cruel de llevar las cosas, a esa altura de la vida aun no sabia que quería, no se tomaba en serio ni si quiera a él mismo.
No se cansaba de fingir que la quería, no se cansaba de fingir que sentía, cada beso, cada abrazo, cada palabra, que, ciegamente ella le entregó. Su pasatiempo era la quimera pura, su vida era quimera pura, sin embargo, ella lo trajo a la realidad. Se dio cuenta que bajo el cielo existía el suelo, sus rodillas tocaron lo frío y duro que era, desplomándose en totalidad en eso que jamás creyó que llegara a sentir, buscó donde afirmarse, pero ninguna mano era capaz de sostenerlo, ella ya no podía hacer nada, se sentía tan vacía, tan manipulada, que buscó en su cuerpo una grabadora que reprodujera los sonidos de su corazón, pues no sabia si de verdad aun latía.
Debió ser muy alta la cuota de dolor, no solo de ella, sino, también, de él, puesto que de un largo periodo de apariencias notó que todo lo que apostó aún estaba ahí, pero lo que debía ganar había dado la vuelta y caminado en otra dirección. Cansada de verlo cerró los ojos, se volvió y caminó, por fin su vista podía descansar.
Cristina Céspedes Zavala.
P.D: De corazón espero que un día te voltees y te des cuenta de todos tus erroroes, y ojala no sea después de 25 años... la vida es corta y tienes que necesariamente ver cons tus ojos el daño que causas...
Creo que algo puedo entender.
ResponderEliminarSólo, una vez más, te adoro y me tienes para cuando lo desees.
Hey, Te adorooo!
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